Somos el olvido Borgiano.
Cuando la historia pesa como clavos y madera,
como rosas en noviembre.
. . .
Somos el olvido de ángeles caídos.
Es letra primera de un alfabeto
al que Dios le da la vuelta
porque resuelve sus dudas.
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Somos el vicio de una madre
que añora por sus hijos perdidos
en una guerra de oraciones
y manjares prostitutas.
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Somos la espada guardada
y el temblor de un Rey
ante los estándares
de un escudo sin nobleza.
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Somos nada,
un vacío lleno de palabrerías
que dicen mis oraciones
al alzar los ojos, cuando el viento
se ha llevado mi olvido.